Secuelas psicológicas y físicas de la violencia de género

La violencia dentro de la pareja es un tema tan común que cada vez más escuchamos sobre él, ya sea tanto en el entorno laboral como estudiantil. No solo se presenta en matrimonios, sino también en la etapa del noviazgo, incluso en parejas jóvenes.

Esta situación produce secuelas tanto físicas como emocionales. Estas últimas son poco visibles a simple vista en la mayoría de los casos. No obstante, sí llegan a convertirse en un grave problema para el desarrollo de la vida diaria de la víctima.

Tipos de secuelas

La violencia dentro de la pareja no siempre tiene las mismas secuelas. Aunque hayan sufrido el mismo tipo de maltrato, no todas las víctimas reaccionarán igual, por lo que los efectos o consecuencias también son distintos.

Las consecuencias o secuelas pueden clasificarse en cuatro tipos:

  • Psicológicas: Están relacionadas con la autoestima, los sentimientos y las emociones de la víctima.
  • Cognitivas: Aquí destacan la pérdida de concentración, dificultad para pensar en el futuro, estados de confusión, pérdidas de memoria, etc.
  • Físicas: Lesiones, moratones, agotamiento y dolor en general.
  • Conductuales: La interacción social se ve reducida al mínimo, presentando problemas para comunicarse, entablar conversaciones o negociar, etc.

Secuelas psicológicas

A pesar de que pueden presentarse muchas más, entre las más frecuentes o comunes están:

problemas de autoestima

La visión que tiene la víctima de sí misma se ve completamente distorsionada, siempre hacia el lado negativo. Es frecuente que duden de sus capacidades y talentos, viéndose a sí mismas como personas completamente distintas antes de entrar en esa relación.

Así como minimizan sus habilidades, del mismo modo maximizan las probabilidades de fracasar en todo lo que intenten.

Aislamiento

Tanto social como emocional, pues la víctima siente que nadie, ni sus más allegados pueden entender lo que sucede. Les cuesta confiar en su entorno y por eso creen que nadie podría ayudarlos. Aunque parezca difícil de creer, les lleva a depender cada vez más de quien les agrede.

Miedo y culpa

Estos sentimientos negativos son el resultado de los mensajes negativos que reciben de manera constante de quien les agrede. Además de sentir un miedo permanente, también asumen la culpa por todo, a pesar de que sean situaciones que no les conciernen. No se consideran a sí mismas como buenas personas.

Estrés postraumático

El estrés es constante para las víctimas de violencia en pareja. Pueden presentarse en muchos casos cuadros de ansiedad, depresión, irritabilidad, insomnio, pesadillas, entre otros.

Inconvenientes para expresar emociones

Quien les agrede ejerce un control absoluto sobre las víctimas, por lo que éstas entran en un estado de negación de sus sentimientos y emociones

Sentimientos de traición

Cuando se separan, denuncian o le cuentan esta situación a un tercero, las víctimas pueden llegar a sentir que han traicionado a su pareja.

En casos de denuncias, es frecuente que muchas víctimas se arrepientan y las retiren. Aunque se trate de una situación completamente real, se sienten culpables por hablar mal de quien les agrede.

Problemas de confianza a futuro

Por supuesto que les cuesta confiar en los demás, ya que la víctima no se siente merecedora de cariño ni mucho menos respeto por su entorno. Mantiene la distancia para evitar situaciones de violencia nuevamente.

Secuelas físicas

No es necesario entrar en muchos detalles para saber a qué se refieren las secuelas físicas de la violencia en pareja, pues coexisten junto a las psicológicas. No obstante, no siempre son inmediatas o directas, sino que también se presentan a largo plazo.

Por supuesto, al hablar de las inmediatas nos referimos a hematomas, fracturas en diferentes partes del cuerpo e incluso la muerte en casos mucho más extremos.

A largo plazo están, muchas veces, relacionadas con los altos niveles de estrés que la víctima maneja durante todo este tiempo. Se presentan problemas de salud física, incluyendo alteraciones neurofisiológicas, problemas digestivos, respiratorios y de circulación.

Una vez superada esta separación, el proceso de recuperación de la víctima es gradual y requiere de paciencia y mucha determinación. También necesita de un fuerte trabajo con ayuda de terapeutas y psicólogos que pueden ofrecer el apoyo necesario para ir poco a poco construyendo un mejor futuro.

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